Una voz desde el más allá se escucha;
¡Pon atención!, y abre tu corazón
ante el dolor ajeno,
¡esa voz clama por Justicia!
Voces apagadas
que se escuchan sin aliento;
¡Pero todavía se escuchan!
Y las seguiremos escuchando
Hasta encontrar y castigar,
a esos monstruos
que extinguieron sus sonrisas.
¡Es la voz de una hija!
¡Es la voz de una esposa¡
¡Es la voz de una madre!
¡Es la voz de una hermana!
¡Es la voz de una amiga!
¡Es la voz de una prima!
¡Es la voz de una sobrina!
¡Es la voz de una mujer!
Y claman desde el más allá
para que la ley no deje
sus muertes impunes
en la postergación del tiempo.
¡Esa mujer llora!
¡Esa mujer clama!
Esa mujer desde su tumba
pide a gritos por justicia.
Si, desde su fría sepultura
ella quiere que el peso de la ley
caiga sobre sus agresores.
Ella quiere ser liberada,
y quiere consuelo
para su familia que sufre
por su muerte trágica.
¡Qué no se apaguen las voces!
¡Hablemos por ellas!
Y persuadamos a la ley
hasta encontrar
a esos cobardes
que cercenaron sus vidas.
Ellas no quieren ser olvidadas
Y seguirán gritando desde sus tumbas
con sus voces apagadas
Hasta que sus verdugos
sean encarcelados
¡para siempre!
Palabras del alma
mayo/18/2008
Martha Humphrey
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